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Hay algo que escapa a cualquier Excel o libretita de planificación, y esos son los “gastos hormiga”.

La amenaza oculta de los “gastos hormiga”

Hay algo que escapa a cualquier Excel o libretita de planificación, y esos son los “gastos hormiga”.

Considerados como pequeñas compras que –creemos– no tendrían implicancia alguna en nuestro bolsillo, estos gastos podrían tirar por la borda cualquier tipo de presupuesto.

Básicamente, se trata de compras impulsivas que se dan en la calle o en alguna salida ocasional. Puede ser un encuentro con compañeros después del trabajo, un café al paso o esa golosina con la que nos tentamos frente al kiosco. La variedad de “gastos hormiga” es infinita.

Si bien pareciera ser que solo son “gustitos”, muchas veces se vuelven conductas sostenidas en el tiempo que se convierten en un ítem que poco a poco comienza a abultar nuestro presupuesto.

La manera más simple de tomar conciencia de lo que estos gastos representan económicamente es tomarnos la tarea de comenzar a registrarlos diariamente para luego observar cuánto dinero representan al final del mes. Más impactante aún será hacer esa misma cuenta pero anualizada, es decir, multiplicando ese gasto por doce. Les puedo asegurar que la impresión es grande cuando veamos que ese dinero puede equivaler al de varias compras en el supermercado.

Intentar controlarlos nos hará incrementar nuestra capacidad de ahorro y quizás destinar ese dinero a un plan mayor, como pueden ser las vacaciones o el recambio de artículos electrónicos.

Para acabar con este mal hábito, aquí van algunas sugerencias:

Planificar las compras de acuerdo con las necesidades semanales de la familia.

Incluir un pequeño porcentaje “extra” para alguna tentación, pero nunca sobrepasar esa cantidad de dinero.

 Si vamos a pasar mucho tiempo fuera de casa, incluyamos en las compras del súper aquellos alimentos (bebidas, dulces o galletitas) que solemos consumir a modo de colaciones. De este modo ahorraremos una gran parte de lo que gastaríamos con cada visita al kiosco.

Si la tentación pasa por algún bien específico, pensar dos veces si realmente lo usaríamos y si no hay algo en nuestro hogar que lo sustituya.

 Aprovechar los descuentos que supermercados DIA brinda todos los meses con sus cupones e incluir aquellos artículos que generalmente solemos comprar “al paso”.

La fórmula es simple, y solo con poner un poco de atención, podremos evitar una fuga de dinero innecesaria.

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