¿Cómo cuidarnos?

Hoy, gracias a la extensión del autoexamen y a las campañas de prevención, se puede anticipar la necesidad de realizar una consulta que en muchos casos nos salva la vida.

Prevenir es cuidar

Hoy, gracias a la extensión del autoexamen y a las campañas de prevención, se puede anticipar la necesidad de realizar una consulta que en muchos casos nos salva la vida.

¿Cuántas veces por año debería hacerme chequeos? ¿Es necesario realizarse el autoexamen? ¿Qué hago si me encuentro un bulto? Ante el peligro de contraer una enfermedad, que, según datos del ex Ministerio de Salud de la Nación, es el cáncer de mayor incidencia en mujeres (con una tasa de 71,2 casos por cada 100.000), son muchas las dudas y los miedos que aparecen. Lo cierto es que, de acuerdo con las estadísticas, el 75 por ciento de las mujeres que padecen cáncer de mama no tiene ningún antecedente familiar, y solo contrae esta enfermedad un 1 por ciento de los hombres. Por lo que se deduce que resulta necesario conocer de qué se trata y tomar las medidas necesarias para evitar riesgos.

 

¿Qué es y a quiénes afecta?

El cáncer de mama se origina por una multiplicación anormal de las células, que forman un tumor maligno. Según informa el Instituto Nacional del Cáncer (INC), “las células normales crecen y se dividen para formar nuevas, a medida que el cuerpo las necesita. Algunas veces, este proceso se descontrola, formando una masa de tejido que se conoce como tumor y se puede desarrollar en distintas partes del tejido mamario”. De acuerdo con el INC, la enfermedad afecta mayoritariamente a mujeres entre los 50 y los 70 años, aunque sus causas se desconocen.

El doctor Carlos Alberto Poet, mastólogo y coordinador de consultorios externos en la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC), explica que el riesgo aumenta con la edad, aunque sostiene que también hay que considerar otros factores: antecedentes familiares y personales (pacientes que hayan padecido cáncer de mama o que se hayan realizado biopsias mamarias que hayan presentado anomalías), la exposición a estrógenos (la primera menstruación antes de los 12 años y la menopausia después de los 55), el uso reciente de anticonceptivos por más de 10 años, el no haber tenido embarazos o un primer embarazo después de los 30 años y ausencia de lactancia de por lo menos un año, el aumento de la densidad mamaria, la obesidad o el sobrepeso después de la menopausia, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo.

¿Puede prevenirse?

“El cáncer es en gran medida prevenible y tiene un carácter multifactorial, ya que no se genera por una sola causa”, señala Poet, quien aconseja tomar medidas que disminuyan los factores de riesgo y la probabilidad de aparición de la enfermedad: adoptar una alimentación saludable (incorporando frutas, semillas, verduras, cereales y alimentos con bajo contenido graso), evitar tener sobrepeso, realizar actividad física regularmente (40 minutos por día, cinco veces por semana), no fumar, consumir alcohol de forma moderada y realizar controles regulares de salud.

“Tener hábitos saludables −manifiesta el especialista− es muy importante, ya que reduce hasta un 40 por ciento las posibilidades de desarrollar cualquier tipo de cáncer. Asimismo, cabe resaltar que el 95 por ciento de los casos de cáncer de mama se curan si son diagnosticados a tiempo. Cuanto antes se detecten, los tratamientos son menos invasivos y más exitosos”. En este sentido, la detección precoz es el método preventivo más eficaz para combatir la enfermedad. En cuanto a las teorías que circulan respecto de los peligros de utilizar corpiños con aro, el uso de antitranspirantes o la colocación de prótesis mamarias, no hay evidencias concretas que demuestren un incremento en el riesgo de cáncer de mama asociado a estos productos.

 

Controles médicos

La detección precoz se sostiene, en primer lugar, en el examen clínico realizado por un especialista, quien palpa e inspecciona las mamas en busca de nódulos (aunque su presencia no implica el desarrollo de cáncer) y alteraciones en la piel (enrojecimiento y engrosamiento). También observa la forma, el tamaño y la simetría. Otro elemento requerido para el control son las imágenes. “Todas las mujeres, a partir de los 40 años de edad, deben realizarse la primera mamografía. LALCEC y la Sociedad Argentina de Mastología recomiendan este estudio a partir de esta edad. Luego, repetirla anualmente según indicaciones del profesional. Las mujeres que padecen alguno de los factores de riesgo del cáncer de mama deben concurrir en edad temprana al médico y, según la indicación, seguramente tengan que realizarse la primera mamografía antes de esa edad”, refiere Poet. El mastólogo explica que esta técnica −utilizada y aceptada mundialmente, que consiste en una radiografía de las mamas− es capaz de detectar lesiones en estadios muy incipientes de la enfermedad. En cuanto a la radiación, sostiene que “la dosis empleada en la mamografía es mínima, por lo que resulta inofensiva”.

A su vez, en mujeres jóvenes y con mamas densas (aquellas con altas cantidades de tejido fibroso y bajas cantidades de tejido graso), el especialista puede sugerir una ecografía, también llamada ultrasonografía, ya que no usa radiaciones sino que emplea ultrasonido. Al ser una evaluación complementaria a la mamografía, suele emplearse para tener más datos o información detallada. Además, puede realizarse en mujeres antes de los 30 años, en embarazadas o en estado de lactancia. Desde LALCEC aconsejan realizarse mensualmente el autoexamen, aunque entienden que no es suficiente, y advierten que en caso de palpar u observar alguna anomalía en la forma, contorno, color o secreción por pezón, es imprescindible recurrir a un especialista en patología mamaria. Lo que permite esta práctica es conocer la fisonomía y tomar conciencia de los riesgos, para saber estar atentas a cualquier cambio que pueda presentarse y requiera la visita al médico, independientemente de la edad y la fecha del último chequeo. Consultando tempranamente y haciéndose los controles requeridos, las chances de curación son altas y la probabilidad de que la enfermedad vuelva a aparecer es muy baja.

 

La cirugía preventive

La mastectomía es una intervención que consiste en extraer uno o ambos senos, lo que reduce considerablemente (casi 90 por ciento) la posibilidad de tener cáncer. “Se denomina cirugía de reducción de riesgo, la cual no garantiza que el mismo desaparezca. No está catalogada como indicación de rutina. Se reserva a pacientes con riesgos genéticos confirmados o, en algunos casos muy selectivos, de cancerofobia extrema”, explica el doctor Poet. La actriz Angelia Jolie, debido a su alta probabilidad genética de padecer la enfermedad, fue una de las celebridades que la realizaron: “Cuando supe que esa era mi realidad, decidí actuar de forma proactiva y minimizar el riesgo”, manifestó la artista. Lo cierto es que se trata de una decisión irreversible y que, usualmente, conlleva una reconstrucción mamaria.

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